
Más de medio siglo de cerco no ha logrado doblegar a los cubanos. Los niños tienen un servicio médico de calidad, aunque les falten fármacos norteamericanos.
Por Luis Alberto Periche
Cuando Juan cumplió seis años, el doctor le diagnosticó leucemia. Comenzó a desarrollar hematomas y a sangrar excesivamente. Su estado de salud empeoraba y para mejorar el tratamiento de su enfermedad necesitaba medicamentos alternativos. Han pasado cuatro años, y aunque lleva una vida normal, necesita fármacos que las organizaciones norteamericanas no pueden enviar a Cuba, porque la hostil política del Gobierno estadounidense no lo permite. Sigue leyendo